Opinió

Cataluña y España

Como cada uno de nosotros ve las cosas no como son, ¡sino como quiere verlas!, voy a decir lo que muchos, Ebro abajo Ebro arriba, no quieren oír: que Eric John Hobsbawm, en su obra “Naciones y nacionalismo” (Ed. Crítica, 1998), igual que Ernest Gellner en la suya, demuestran que las naciones no son algo natural e inmutable, sino una creación de los nacionalismos. Dicho esto, tanto el nacionalismo catalán como el español no reconocen que Cataluña y España son plurales y de ahí nacen todos los males.
ऀY una vez más se cumple la paradoja de Bossuet: se deploran tales males, pero al mismo tiempo se celebra la causa que los provoca porque el nacionalismo, como la religión, es una creencia que es muy difícil de desprogramar con la razón ya que los seres humanos creen lo que quieren creer (“Homines libenter quod volunt credunt”).
ऀLa tentación de la homogeneidad, de la cohesión en visión pujolista, ha fascinado a ambos nacionalismos, contrarios a crear las condiciones de una casa común, antítesis de los nacionalismos, empero obligarles a ello la geografía, la historia y un crónico déficit demográfico en el caso de Cataluña.
ऀAnte el choque, si es que lo hay, entre el tren de la catalanidad y el tren de la españolidad, el tren de “los otros”, que no cuenten conmigo. No subiré al tren de “la rauxa” ni al de ”sostenerla y no enmendarla”. Esperaré a que pase el tren del sentido común aunque sea como “Esperando a Godot”.

ऀNadie nace sintiéndose catalán o español: ideario inoculado. Asumo ser catalán, español y europeo sin orgullo alguno (D’Alembert: “Orgullo nacional, vergüenza del pensamiento”) y también sin complejos porque haber nacido donde sea no es mérito ni culpa de nadie. Es un hecho fatal dimanante de un azar genético y geográfico. Pero vivir sometido a la identidad nacional por el hecho del nacimiento va contra la libertad de hacer y ser uno lo que quiera.
ऀEs conocida la frase de Montesquieu según la cual, “Soy necesariamente hombre mientras que no soy francés más que por casualidad”, frase que poco o nada ha influído en los franceses, cuyo insoportable chovinismo hizo de mí, en mi estancia en París, un antinacionalista “à part entière”.
ऀCuando los más optimistas cifran en dos millones el número de independentistas ésas son las preguntas: ¿representan estos dos millones la voluntad general de los catalanes cuando el censo electoral sobrepasa de largo los cinco millones?; ¿es imparcial la Generalitat en relación al referéndum si ya prepara las estructuras del nuevo Estado antes de saber los resultados?; ¿defiende la Generalitat el interés general o se deja llevar por sus demonios?
ऀParece ser que una de las causas del incremento del independentismo fue la sentencia del T.C. sobre el Estatuto del 2006 (aprobado con una abstención del 51,1%), pero aquí nadie se hizo eco de las declaraciones de Maragall, el artífice del Estatuto, a la publicación italiana “Europa quotidiana” (abril 2007), asegurando que la negociación del Estatuto fue un error y que antes se debía haber reformado la Constitución.
ऀEn relación con la lengua, en la soñada República catalana y en contradicción con el vicepresidente Oriol Junqueras, el catalán sería la lengua única según así se ha expresado el catalanismo militante por boca de la malograda Muriel Casals Couturier y en consonancia con las Bases de Manresa (1892), el Estatuto de Nuria (1931) y “el documento de los 280 académicos” (abril 2016).

ऀ En cuanto a Europa, no está de más recordar que Argelia, como departamento francés, perteneció a Europa hasta firmarse la paz en Evian (1964) y a partir de la independencia automáticamente Argelia fue expulsada de Europa.
ऀPor la misma regla de tres que la ONU no admite a trámite la solicitud de nacionalidad de miles de etnias porque ello sería un caos, tampoco sería viable una Europa con más de 100 nacioncillas en un mundo cada vez más regido por estados supranacionales y casi continentales.
ऀEn “El contrato social” (Rousseau), germen de la democracia, no se distingue entre lenguas, orígenes ni linajes, sino que es una ciudadanía igualitaria la que forma la voluntad general, lo que va contra la esencia de los nacionalismos, excluyentes (Deutschland über alles, America First, Nosaltres Sols) y refractarios a instituciones inclusivas bajo cuyo ámbito la ciudadanía puede desplegar todos sus talentos en una sociedad cada vez más plural.

*Abogado
DESTACADO “Tanto el nacionalismo catalán como el español no reconocen que Cataluña y España son plurales, y de ahí nacen todos los males”

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