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Urbanismo caótico

La verdad es que uno desearía vivir en una ciudad “terminada”, sin que esté continuamente en obras, patas arriba, haciendo y deshaciendo calles y plazas, con modificación tras modifcación, y no siempre para bien. Y a lo que voy viendo este deseo mío ni se ha cumplido ni se va cumpliendo y temo, casi estoy seguro, que no se cumplirá. Lo que se hace en el campo del urbanismo en Sabadell es puro disparate. Lo ha sido antes (recuérdese el calvario de las obras del Mercat y del Passeig (la obra que jamás se acabrá) y lo está siendo ahora (Rambla Ibèria, Ronda Ponent, etc) y se anuncia el corte del Paseig Can Feu. Por no incidir en el tema de la duración de las obras, que ha sido de escándalo, y que nos da esa sensación molesta de precariedad permanente.
Pero como no hay dos sin tres, ahora los genios del urbanismo sabadellense anuncian actuaciones en Avinguda Concòrdia donde los que transitamos por ella cada día no consideramos necesarias. Para mí esta vía está bien como está, quizá solo faltaría un poco más de limpieza y renovar algo del mobiliario urbano.
En definitiva, mi opinión es que el denominador común de la ideología seudoizquierdista y anacrónica que subyace en las últimas actuaciones urbanísticas de nuestros munícipes es el odio al coche, al vehículo privado al que, sin embargo, el Ayuntamiento cobra sus buenos impuestos por diversos conceptos. Y, claro, la idea es ir reduciendo los espacios dedicados al coche e ir instalando carriles-bici, pero se hace utópicamentte, sin estudios previos del uso de la bici en la ciudad. Comprobar, por ejemplo, como yo he hecho, el uso que hacen los ciclistas sabadellenses del flamante carril-bici de Ronda Ponent es de pena, casi nulo; no hacía falta haber invertido allí la millonada que supongo habrá costado ni eliminar un carril. Y que conste que yo no estoy en contra del uso de la bicicleta, que me parece una alternativa ideal, pero debería fomentarse de otra manera,y sin olvidar que estamos en una sociedad muy movible y cambiable, que muchísimos puestos de trabajo están alejados de los lugares de residencia y que la inmensa mayoría de polígonos industriales no se caracterizan precisamente por el fácil acceso a los mismos mediante el transporte público. Ese es el tajo al que creo que deberían dedicarse prioritariamente esos iluminados que dicen gobernarnos.

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