Publica el D.S., y yo no lo dudo, que desde el pasado mes de enero el Ayuntamiento ha atendido a un total de 220 familias que corrían el riesgo de ser desahuciadas por no poder pagar los plazos de la hipoteca. A esa cifra habría que añadirlel a de las familias que, por ejemplo, han acudido a las parroquias y otras organizaciones benéficas en busca de ayuda para el mismo problema.
Lo que a mí me extraña es que las cajas y los bancos, que tantos productos sofisticados e imaginativos de ingeniería financiera nos han venido ofreciendo durante los últimos años, no apliquen ahora este saber (creo que le llaman know how) a buscar soluciones racionales y factibles a situaciones tan angustiosas. Porque perder la vivienda, quedándote en la calle y, además, quedar endeudado durante años es un sarcasmo, una injusticia que clama al cielo y que me temo dé motivo a situaciones indeseadas. No se debe abusar de la gente, y se está abusando de ella.
