MANOLO VÁZQUEZ, VIENA-ADICTO : «Si no vengo, no me hallo»

Publicat el 27 de maig de 2011 a les 16:32
Actualitzat el 08 de juny de 2018 a les 10:17
Durante 35 años ha sido la voz y la cara más popular del Viena. Ahora un tumor en el intestino («me lo quitaron y ya estoy limpio»), ha aconsejado su pre-jubilación. Pero su amor por el Viena es tan intenso que Manolo Vázquez Rivas, 61, sigue yendo de visita a su establecimiento, el pionero de la cadena en Plaça Sant Roc, siempre que puede. Está enganchado al Viena y contagia su nervio y simpatía por igual a compañeros y clientes. Para él, todos son amigos. Los clientes firman «tarjetones Manolo» de despedida. Hasta el alcalde ha firmado uno para mi. Muy emotivo, muy cariñoso. ¿Es buen cliente? Sí aunque venía más el Farrés. Aún me acuerdo como se enfrentó a los piquetes un día de huelga general cuando se estaba tomando aquí su café con leche porque nos querían echar la persiana abajo. ¿Cómo se ve la barra al otro lado? Igual porque ésta es mi segunda casa. Yo estoy aquí muy a gusto, tanto antes trabajando como ahora de jubilado. Si no vengo por aquí, no me hallo. Su mujer va a tener celos. Le costó adaptarse porque llegaba yo a casa del trabajo, me duchaba y le decía me vuelvo al Viena a dar una vuelta. Me dice chiquillo, pero si acabas de venir. Ahora ella trabaja en la pizzeria. ¿Sus hijos también enchufados? Claro que sí. Todos bien enchufados antes de irme (ríe). El hijo camionero y la hija camarera.