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Elisabeth Delgado: «El día después del deportista puede ser dramático si no tienes madurez»

40.1 a 3 col¿Qué fue de Elisabeth Delgado? En la década de los 90 fue la mejor deportista sabadellense por cuatro veces con todos los títulos posibles a nivel mundial hasta que en el 2000 dijo adiós. Han pasado 15 años. El tiempo vuela ¿no?

Es curioso. Estuve quince años ligado a mi deporte, el taekwondo y ahora ya han pasado 15 desde que lo dejé. Eso sí, te puedo asegurar que tengo muy cercano el recuerdo de la medalla de oro en Barcelona’92 y se van a cumplir ya 23 años. Para mí, algo inolvidable. El mejor recuerdo y en casa.

Una mirada atrás. Lo ganaste todo. ¿Dónde tienes todas las medallas?

Mi legado. Gané todo lo que se puede ganar. Campeona olímpica, mundial y europea, de la Copa del Mundo y de la Copa de Europa. De vez en cuando voy limpiando todas las medallas y trofeos (ríe). Cada una, hasta las copas menores tienen su importancia. Conforme pasa el tiempo más te acuerdas de cada viaje, cada medalla y ahora más en las redes sociales, estoy muy agradecida.

Un tiempo donde el taekwondo tuvo un boom y fue el deporte de moda en Sabadell. Un tiempo de mucho sacrificio. En los años 90, había 16 mil licencias de taekwondistas en Catalunya. Vino mucha emigración de Corea y salieron muchos gimnasios. Recuerdo que todo empezó cuando en casa nos poníamos con mis padres Loli y Sebas, a ver películas de Bruce Lee. Yo era la más feliz del mundo cuando me regalaban unas zapatillas que podían costar cinco euros o saltando a la comba. Luego tuve muy claro el sacrificio y siempre he sabido automentalizarme para la competición. Y después también.

Y en el 2000 llega el momento del adiós. El día después del deportista es a veces muy duro. Supiste cambiar de chip. Ciertamente. El día después del deportista puede ser dramático si no tienes madurez. Durante 15 años estuve viviendo la vida en un centro de alto rendimiento como es el CAR de Sant Cugat. En el buen sentido de la palabra, ‘encerrada’. Una vida paralela que vives entre deportistas de élite que son admirados y las relaciones son internas. Yo sacrifiqué quince años de mi vida y quedé más que compensada. Al acabar tenía claro mi camino. Sin embargo, a otros no les pasa igual. La vida como deportista acaba

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