Por fin. Y con todo merecimiento. El Sabadell estrenó su casillero con un puntazo de oro puro en La Romareda. Lo hizo jugando un gran fútbol y en una situación agónica, con diez todo el segundo tiempo y un marcador adverso desde el minuto 43. Mucho mérito para el conjunto de un Miquel Olmo que cumplió con los augurios realizando una pequeña revolución en el once. Hombres como Martí Crespí, Eguaras, Javi Hervás o el lesionado Collantes quedaron fuera. La mayor novedad sería Antonio Longá
s, que volvió a ejercer de gran cerebro en su tierra, y el joven Yeray, quien cuajó una notable actuación… hasta que una acción infantil le mandó a la ducha por doble amonestación. El Sabadell mandó y generó buenas ocasiones en una primera media hora soberbia. Le faltó apuntillar. En cambio, un gris Zaragoza sacó petróleo de su primer remate, obra de Borja Bastón. Un injusto marcador y los arlequinados en inferioridad numérica, difícil panorama. Continuó el infortunio en el primer cuarto del segundo acto, bajo una fuerte tormenta. El palo frustró un remate de Juanto y el árbitro se ‘comió’ un penalti a Lucas Porcar. Después, el Zaragoza, con espacios, pudo sentenciar a la contra, pero apareció un sensacional Nauzet, con tres paradones. En este segundo tiempo salió Eguaras para equilibrar la zona ancha. Aridai y el gran capitán Hidalgo dieron una marcha más en la recta final, cuando el Sabadell exprimió las pocas fuerzas que le quedaban con mucho corazón. Forzó un córner y la estrategia premió su esfuerzo. Carlos Hernández cabececeó, Kiko Olivas hizo una dejada perfecta y Juanto empujó a la red. Era el minuto 88. Explosión de alegría entre lso 60 seguidores sabadellenses desplazados y punto anímico de enorme valor que permite, al menos, abandonar el farolillo rojo. Tocará refrendar la escalada ante la Ponferradina el próximo sábado en la Creu Alta.
