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Aún existen esclavos

Cuando lo leemos, pensamos que es una minoría, pero la realidad nos dice que nunca en la historia de la humanidad hubo tanta esclavitud, utilizándose elementos coercitivos contra el propio esclavo como su familia, incluso sicológicos que llegan en ocasiones a convertirlo en un ser sin personalidad y que ‘quiere’ a su propietario y hace todo lo que le dice. No podemos seguir mirando hacia otro lado, debemos trabajar para liberar a los millones de personas que realizan tareas infrahumanas, decenas de miles de los cuales son menores. ¿Es difícil? Temo que sí. Acaba de finalizar la última Asamblea de la ONU y no se ha mencionado, lo mismo que en otros foros internacionales, pero no por ello hay que callarse o circunscribirse a la trata de blancas que es la que tenemos más cerca, debemos denunciarlo en toda su amplitud y ser consciente que en el siglo XXI hay esclavos y que siguen vivas las palabras de Abraham Lincoln: ‘Si la esclavitud no es injusta, entonces no hay nada injusto’.
En el mundo en el que vivimos existen 29,8 millones de esclavos a lo largo y ancho de la Tierra, los encontramos prácticamente en la totalidad de la ‘rosa de los vientos’. Los porcentajes más elevados en relación a la población los encontramos en África, principalmente el la franja subsahariana, con una media entre el 0,5% y el 0,75%, seguida de Asia especialmente los países situados en el Océano Índico con índices superiores al 1%.
La esclavitud afecta a 162 naciones en donde encontramos personas que viven en condiciones infrahumanas, forzadas a tareas manuales, de prostitución, niños soldados, niños trabajando de sol a sol, personas dispuestas a realizar los que le mande su dueño, niñas e incluso mujeres adultas forzadas a casarse con quien las han comprometido, y en ciertos países los esclavos son utilizados como donantes de órganos. Muchas costumbres son ancestrales, como las castas en la India, pero otras muchas son debidas a causas más normales: la incultura, la falta de lo necesario para sobrevivir que tiende a ir en aumento ante la cuasi inanición de los países más desarrollados.
Obviamente está prohibida por ley en la mayoría de los países, la Declaración de Derechos Humanos lo hace desde su proclamación el 10 de diciembre de 1948 en París, y por si no fuese suficiente tenemos la Convención Suplementaria sobre la Abolición de la Esclavitud, la Trata de Esclavos y las Instituciones y Prácticas Análogas a la Esclavitud de 1956. Medio siglo después continuamos con el problema y no nos pueden sorprender las ansias migratorias hacia Occidente. Son conscientes de los peligros que van a pasar para llegar y que a muchos les costará la vida y aún así lo hacen. Vivimos en mundo en el que cuando hay un problema pensamos, la mayoría de las veces, que se arregla regulándolo y nuestras conciencias quedan tranquilas. Aquí tenemos un ejemplo de que existen leyes al más alto nivel internacional y el problema continúa, y no es el único.

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