Opinió

Ricos

El abuelo de Ana Patricia Botín decía sin rubor que ricos, ricos ‘no somos muchos’. Y los datos fiscales le dan la razón. Los españoles ricos de verdad, según las declaraciones del impuesto sobre el patrimonio, no abundan: sólo 433 personas manifestaron una base imponible superior a 30 millones de euros en 2012. No son muchos, pero supone un incremento del 25% sobre el año anterior.

Que el repunte de las grandes fortunas se registre en plena recesión confirma que la crisis ha tenido un impacto muy dispar. Aumenta el número de ricos y el de pobres de solemnidad, lo que significa que la desigualdad crece. Las rentas financieras tienen una evolución mucho más positiva que las salariales, víctimas de recortes y de la desgracia del paro. El resultado de todo ello es una preocupante evolución de las diferencias entre los que más tienen y los más desfavorecidos.

El salto de la riqueza declarada en 2012 tiene bastante que ver con la incorporación de las fortuna afloradas con la amnistía fiscal y con la obligación de declarar bienes situados en el extranjero. Los que ya eran ricos han pasado a ser más ricos, al menos a efectos fiscales y estadísticos. La geografía de la riqueza no cambia y se concentra en Catalunya y Madrid.

El impuesto sobre el patrimonio viene a confirmar que el grueso de declarantes con posibles se sitúa en el tramo entre 300.000 euros y 1.500.000 euros, cifras que tipifican a millonarios de medio pelo, a clases medias bien instaladas. Los ricos de verdad permanecen en la penumbra y casi siempre encuentran mecanismos de elusión para evitar un gravamen casi único en Europa.

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