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Nakany Kanté, una bella voz de Guinea Conakry que emerge desde Sabadell

Foto: LL. Franco

Los cantos y ritmos africanos de Nakany Kanté llenaron de público el pasado 25 de marzo el restaurante La Capella, en el Parc de Can Gambús. La bella de voz de esta guineana llegó a nuestra ciudad de la mano del que es su marido y promotor, el percusionista de Sabadell Dani Aguilar. El grupo tocará el 27 de abril en L’Estruch.

Canta en mandinga y en soussou, aunque en breve incorporará a su repertorio letras en castellano y francés. Inspirándose en la fusión de fuerte raíz de artistas africanos como Salif Keita, Djekoria Fanta o Fatoumata Diawara, la joven cantante de Sabadell Nakany Kanté, originaria de un pueblo de Guinea Conakry muy próximo a la frontera de Mali, ha formado un potente grupo multinacional con el que quiere abrirse paso uniendo la tradición con ‘beats’ de la música negra moderna.
Su reciente paso por La Capella, el acogedor restaurante del parque de Can Gambús que programa actuaciones los fines de semana al aire libre, fue toda una sensación que llena de estímulos positivos su emergente carrera. Es que, aún llevando el arte en su sangre, Nakany aprendió de forma autodidacta y es ahora, desde Sabadell, que está perfeccionado su técnica. «De momento vemos pocos resultados pero buenos», suelta un optimista Dani Aguilar.
«Tounka» (aventura) es su primer trabajo, una grabación de media docena de temas que estos días subirán a la red (el grupo tiene página en Facebook). La «aventura» sobre la que canta Nakany se refiere al viaje en patera de sus paisanos. «Muchos hermanos míos han llegado aquí así. Algunos los repatrían nada más llegar», dice la vocalista. Y añade esta reflexión: «Si hay cosas buenas en tu país, mejor no irse, pero si decides ir a otro lugar, que sea para mejorar, no para vivir en la calle».
La voz de Nakany Kanté es puro arte, pero al no haber estudiado música ha necesitado trabajarla aquí, y ahora es «cada vez mejor».
Ha formado un potente grupo con el balafonista y ‘ngoni’ de Burkina Fasso Drissa Diarra, una «gran fuerza de inspiración y apoyo» que tomó el relevo al ecuatoguineano José Fermín Molongua, el primero que le echó una mano musical.
Nutrida banda
Además de Diarra, ahora figuran en la banda el guitarrista de Mali Kalildaf Sangaré –la incorporación más reciente–, Seydou Adama Traoré (djembé), Mark Lupesku (kora), Roberto Guglieri (bajo) y David Garrido (batería).
Seleccionada en 2011 para el proyecto Afroesfera (Arts contemporànies negroafricanes) del Espai África-Catalunya y Rek Thiossane, ha entrado en 2012 en la gira de «Diversons» de ‘La Caixa’, donde optan por una vertiente más tradicional incluyendo un músico guineano a la calabaza.
De su «afro-fusión» destacan otras canciones como Kebona o Tolo. La primera habla de «cuando una mujer se casa, deja sus costumbres y adquiere las nuevas de casa de sus suegros, que pasan a ser como sus padres. Su trabajo es muy duro, de repente tiene que cocinar para 15 o 20 personas», explica Nakany, que aprendía música escuchando CDs y bailando mucho. En Tolo canta sobre el mundo del artista, precisamente, y de «disfrutar de la música».

Un «flechazo» por el oído
Dani Aguilar, un apasionado de la percusión africana que quedó «fascinado» en un primer viaje a Guinea Conakry en 2004 y volvió allí en 2007 a aprender con el maestro Kungbanan Condé, estaba comiendo en un tenderete de ‘haricots’ (alubias) en la calle cuando… le cautivó una voz en la oscuridad. Era Nakany, que ayudaba a su madre en el pequeño puesto de comida. El país sufrió un estado de sitio y Dani salió por patas, no sin antes decirle a la joven que había le había dejado una honda impresión. Más de un año más tarde, con llamadas de teléfono por medio, Dani volvió a Conakry y… se casaron en la mezquita. En  2009 llegó a Sabadell con contrato como cuidadora de la abuela de él, legalizaron el enlace y el 27 de noviembre del mismo año nacía su preciosa hija Fatim. Tras un parón (él tocaba en Kinkelibá), retomaron la música.

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